"La Dinastía de Los Silvetí"
Por Antonio Casanueva
Como la semana pasada hablamos de David Silveti y el imperecedero recuerdo que dejó entre todos los taurinos y aficionados con su precipitada partida de este mundo, para no dejar trunca historia, hemos querido retomarla y hablar no solamente de David, sino de toda La Dinastía ; es decir de la vida taurina de esta peculiar familia mexicana, la que se inicia en 1891 cuando el "Meco" Juan Silveti, fundador de la dinastía, vino a este mundo, hasta la infortunada noche aquella en Salamanca en que David decide cortarse la vida.
Son algo mas de 110 años de recuerdos, hazañas y tragedias que si bien resultaría imposible para nosotros cubrirlos todos en una, nos parece indispensable tratar de hacerlo, para no dejarla trunca o incompleta .
Para iniciar, hablemos de Juan Silveti Mañón el abuelo y legendario "Tigre de Guanajuato", nacido en Guanajuato el 8 de marzo de 1891 y quien vistiera por primera vez el terno de luces en Celaya en una novillada en 1913, tomó la alternativa en El Toreo capitalino el 16 de enero de 1916, de manos de Luis Freg, la revalida en Barcelona el 18 de junio de ese mismo año, con el mismo cartel y la confirma en Madrid el 8 de abril del año
Retornando a México, en donde se libraban los años mas cruentos de La Revolución, en la que Juan Silvetí participó activamente y no siempre con las fuerzas triunfantes, por lo que hubo de abandonar nuevamente el país para refugiarse en sudamérica y muy especialmente en Colombia en donde radicó por cerca de diez años,
Juanito Silveti por su parte, segundo miembro de la dinastía que ahora nos ocupa, nació en la ciudad de México el 5 de octubre de 1929, debutando como novillero de 1944 en Aguascalientes y luego de años difíciles se presentó en la capital el 3 de julio de 1949. Tuvo una gran temporada en esa plaza en la que alternó reiteradamente con Eduardo Vargas y tomó la alternativa el 15 de enero del año siguiente de manos de Fermín Rivera quien le cedió el toro " de la Colegial" de La Laguna, siendo testigo Manolo Dos Santos.
Al año siguiente se trasladó a España donde realizó repetidos viajes hasta 1955, en los que sobrepasó con creces la cifra de corridas toreadas por su padre, hasta llegar a las 75 actuaciones, confirmando la alternativa el 17 de junio de 1951 de manos de Antonio Bienvenida y siendo el testigo por segunda ocasión Manolo Dos Santos . En la trayectoria española de este torero, sobresalen sus grandes actuaciones en la plaza
Al regreso de sus incursiones en la Madre Patria se mantuvo en plena actividad taurina en el interior de la república hasta 1968 . En La Plaza México capitalina, tuvo su última actuación el 29 de enero de 1967 fecha en que otorgó la alternativa a Raúl Contreras "Finíto", al cederle al toro "Saucito" de Torrecilla .
Sus hijos David y Alejandro siguieron el mismo derrotero que su padre y abuelo llegando igualmente recibir la alternativa, confirmarla en Madrid, España y tener grandes y merecidos triunfos. David primero, de quien poco tenemos que agregar después de nuestra narrativa de la semana pasada, en la que hemos hablado de su entrañable personalidad y deseo de superación constante en todos los aspectos de la vida; tanto moral, religiosa y hombre de bien, como taurina quien ante la imposibilidad de realizarse como torero y luego de grandes esfuerzos y sometimientos físicos tanto en entrenamientos como en los brutales ejercicios de rehabilitación, decidió cortarse el vida, como ha quedado dicho, el 12 de de noviembre 2003.
Por su parte, Alejandro, quien luego de sus apariciones en la cuadrilla infantil en que participara con su hermano David igual de los hijos de tanto de Capetillo, El Calesero y Carlos Arruza, dejó la actividad taurina para ingresar a la Universidad y convertirse en un brillante arquitecto, profesión que le aportó grandes satisfacciones, pero que no fueron suficientes, por lo que dejando olvidados los planos y las construcciones temporalmente,
abrazó la tauromaquia otra vez en Irapuato, Gto. David su hermano le otorgó la borla de matador de toros, confirmándola en Madrid, España el 14 de mayo de 1994 de manos de David Luguillano, retornando a esa misma plaza en 1996.
Años mas tarde, Alejandro, dejó nuevamente los trastos torcidas olvidados en el rincón. Luego de 13 años de actuar profesionalmente como matador de toros, ahora, estoy seguro que tendrá tiempo para dedicarlo a su familia y su profesión, al mismo tempo para recordar las múltiples veces que partió plaza, en México, Francia, España, también en Colombia y Venezuela en donde fué un verdadero ídolo o en El Perú, Ecuador, Panamá y R
epública Dominicana, en esta última nación, antes de incursionar Alejandro, jamás se habían dado corridas de toros. Dijo adios al modus vivendi familiar en la Plaza Revolución de Irapuato el 20 de Noviembre de 1999, mismo ruedo en que su hermano David le había conferido la alternativa.
Ha sido, Alejandro, hasta el MOMENTO el último de la dinastía Silveti, pero no dudamos que en un futuro podrá aparecer por ahí algún nuevo Silveti que nos vuelva a emocionar como lo hicieron cada uno de ellos, en sus respectivos tiempos, las tres generaciones narradas y descritas para ustedes a manera de un sincero y sentido homenaje para ellos.
Antonio Casanueva