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viernes, 4 de julio de 2008

RINCON TAURINO


“EL REY DAVID"


Por: Antonio Casanueva


Hace ocho días, en nuestro Rincón Taurino, al hablar brevemente de los mejores toreros de la historia reciente de nuestro país olvidamos involuntariamente a David Silveti, sin duda, uno de los grandes toreros mexicanos de nuestros días, una omisión que ahora a manera de disculpa para nuestros apreciables lectores intentamos corregir, dedicando este artículo a la memoria de tan gran torero.


David Siveti nació en México D.F. el 3 de octubre de 1955, hijo del tambien matador de toros Juan Silveti Reinoso, conocido por el mote de "El Tigrillo", nieto del llamado "Meco" Juan Silveti Mañón o simplemente “El Tigre de Guanajuato” y por supuesto hermano de Alejandro, matador de toros en retiro.


En sus inicios formó parte de una cuadrilla de niños toreros organizada por su padre, entre los que se encontraban los hijos de Capetillo, El Calesero, Carlos Arruza y por supuesto de Juanito Silveti. Quien esto escribe, tuvo la oportunidad de verles actuar una tarde en San Luis Potosí, ­ acompañando al "El Pajarito Salas" el comentarista taurino de aquella localidad y la verdad eran ya sorprendentemente buenos.


David debutó como novillero, en la Monumental Plaza México el 29 de junio de 1975 con el novillo "Veronico" de la ganaderí­a de Santoyo, alternando con "El Voluntario" y Alfredo Gómez "El Brillante". Posteriormente viajó a Sevilla, España en donde fincó su residencia y tuvo oportunidad de asistir a frecuentes tientas, torear un sinnúmero de festivales y algunas novilladas.

Tomó la alternativa el 20 de Noviembre de 1977, en Irapuato, Gto. de manos de Curro Rivera, quien le cedió al toro "Catrín" de Mariano Ramírez, siendo testigo Manolo Arruza, a la sazón otro miembro de aquella cuadrilla infantil a la que nos hemos referido .


Confirmó su alternativa en la capital el 7 de enero de 1979 ahora de manos de Manolo Martí­nez con Eloy Cavazos de testigo, siendo el toro de la ceremonia "Camarada" de Mimiahuapan mientras que su confirmación en España, se efectuó en la Plaza madrileña de Las Ventas, el 24 de mayo de 1987 siendo ahora el padrino Nimeño II y testigo Tomás Campuzano con una corrida mexicana de San Mateo, siendo "Huidizo" el toro de la ceremonia. Este es un caso único que registra la historia taurina, en donde un diestro mexicano haya confirmado su alternativa en Madrid toreando una corrida de toros mexicanos y por una irónica y cruel coincidencia años después, el padrino de aquella ceremonia, Nimeño II, como David, también se quitaría voluntariamente la vida.


Aquella tarde en Madrid fue de profunda e inolvidable significación para quienes la presenciamos, mucho mas para quienes hicimos especialmente el viaje para asistir a tan significativa ceremonia, en particular para el suscrito que habiendo sido personalmente invitado por el entonces apoderado del diestro, Luis Ariza, luego de una elogiosa crítica escrita sobre una relevante actuación en Puebla, al término de la corrida, ya en el hotel en donde se hospedaba el diestro, nos concedió una entrevista con sus opiniones particulares sobre la ceremonia, misma que tuvimos la oportunidad de pasar a control remoto hasta la ciudad de Puebla a través de la XEHR., siendo los primeros en el país en dar el resultado de la corrida y nada menos que por boca de su protagonista.


David Silveti fue un gran torero, pleno de arte, decisión y capacidad taurina, que tenía una muy frágil osamenta o esqueleto razón por la cual al ser alcanzado por sus enemigos que le inferían grandes y graves fracturas, debió de ser intervenido quirúrgicamente en 43 ocasiones, 14 de ellas, en ambas rodillas de las que alguien se expresó que "parecían de papel", por lo que para ser rehabilitado debió pasar por largos meses en campos de recuperación deportiva de Los Estados Unidos, en compañía de Futbolistas, boxeadores y otros deportistas. Cuentan que el Dr. Vazquez Bayond médico de plaza, con gran esmero y dedicación, como a ningún otro torero o deportista, hasta lograr que reapareciera en la Plaza México el 28 de mayo de 1989, siendo sin duda la tarde mas espectacular e inolvidable de su carrera.


Extremadamente religioso y un gran devoto de La Virgen de Guadalupe, toreó igualmente en La Plaza México el 12 de diciembre de 1990 con gran éxito para que a partir de entonces y bajo el amparo y protección de la Virgen, volviera a encabezar los carteles de toda la República, con éxitos relevantes hasta que una nueva lesión en Querétaro, le impidiera continuar con su carrera, actuando por última vez en la Plaza Monumental México el 2 de febrero, corrida por la que habría de ser premiado con El Trofeo Domecq de aquel año que le sería entregado en espectacular ceremonia, el día de su muerte, como si el torero, sensible y honesto como el solo, se hubiera negara a recibir un trofeo que difícilmente podría volver a honrar con su toreo.


Finalmente, ese trágico 12 de noviembre de 2003, viajó a Salamanca, Gto. en donde estaba ubicada la hacienda de sus padres y luego de despedirse personalmente de ellos, como si se tratara de una noche mas de convivencia familiar, David se retiró a sus aposentos como lo había hecho noche a noche por muchos años a lo largo de la su vida, para terminar con ella por voluntad propia de un balazo en la cabeza.


Según las autoridades que conocieron el caso, David Silveti murió por un impacto de bala en la cabeza, con trayectoria de derecha a izquierda presumiblemente ocasionado por un revolver calibre 38, que se encontró en el lugar de los hechos.


Este hombre, gran torero, mejor ser humano, un excelente padre e hijo, quien debido a una cruel enfermedad llamada Trastorno Bi-Polar, se quitó la vida al no poder superar su incapacidad fí­sica para seguir toreando, tenía solamente 48 años de edad y de no haber sido por sus múltiples fallas óseas e incapacidad fí­sica hubiera sido, sin lugar a dudas, el mejor de los toreros de aquí y allá.


El periodista Francisco Lazo, al día siguiente de conocerse la noticia de la tragedia, escribió en su prestigiada columna periodística: “Quien conociera a David Silveti Barry, no pensaría siquiera que llegara a quitarse la vida.

Un hombre de caracter y profundamente religioso parecía incapaz de atentar contra lo que Dios le había dado.

Entonces algo muy doloroso, lo habrá empujado al suicidio".


Descanse en paz.


ANTONIO CASANUEVA


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