QUE VIVA LA FIESTA BRAVA! POR: óscar mejía

lunes, 30 de junio de 2008

...herido

viernes, 27 de junio de 2008

Diez lecciones éticas sobre José Tomás



Artículo de opinión del tertuliano de El Albero


Ángel Arranz, escritor y tertuliano del programa El Albero de la Cadena COPE, ha escrito un artículo de opinión sobre José Tomás a raiz de sus dos últimas actuaciones en Las Ventas.


Ángel Arranz


- 27-06-08


José Tomás

Con su permiso y con brevedad, intentaré justificar a través del siguiente decálogo, el porqué hay un antes y un después de José Tomás, a raíz de sus actuaciones en Las Ventas los días 5 y 15 de junio del año 2008 como afirmé en el programa radiofónico EL ALBERO.


1ª) SU PUESTA EN ESCENA. Casi desde sus comienzos, y más desde su reaparición hace un año en la Monumental de Barcelona, los limitados pero suficientes paseíllos de José Tomás, han ido precedidos de auténticas expectaciones que rebasan con creces los círculos y circuitos taurinos. Si idiosincrasia, gallardía y entorno dan la categoría y solemnidad que todo acontecimiento taurino merece. Poco o nada que ver con el montaje frívolo, cómplice, déspota, rutinario o casposo del taurinismo casi al uso.


2ª) TOREA Y DEJA TOREAR. Podía y puede sumar más corridas y dineros, pero, parece que en su escala de valores predomina: “el vive y deja vivir”; es decir: “toreo y dejo torear”. Por supuesto, al igual que todos los personajes íntegros y sensatos, da prioridad a la calidad sobre la cantidad. Como llena las plazas, los emprendedores, empresarios o especuladores no le suelen anunciar en el mismo cartel con otras figuras: ¿pero cuantas figuras estarían dispuestas a sortear, alternar y seguir con frecuencia la emoción – conmoción que despierta José Tomás? Tienen mucho coraje los compañeros que se anuncian y actúan con el de Galapagar. Ha puesto en evidencia las carencias de las estadísticas.


3ª) SU SENTIDO DE LA UNIDAD EN EL CEREMONIAL DE LA CORRIDA. En las muchas “corriditas” de la pasada y pesada feria de San Isidro apenas se había toreado de capote. Apenas se habían dado ventajas a los toros. Apenas dejan lucir, o se lucen picadores y banderilleros. Ese histórico 5 de junio hubo variedad, colaboración, precisión, unidad y belleza, individuales y colectivas, en la bárbara y sagrada liturgia taurina. Poco o nada que ver con esa pseudotauromaquia posmoderna o modorra –de moda-, reducida a “faenitas” bipartidistas de muleta a base de pocos y mediocres naturales, y de múltiples derechazos repetitivos sin alma, corazón y vida. Claro que hay honrosísimas excepciones.


4ª) NO SE INMUTA ANTE LAS ADVERSIDADES. Es el lidiador que con más generosidad se aplica lo que dijo Belmonte: “para torear hay que olvidarse del cuerpo”. Su sentido de la responsabilidad lo define muy bien cuando dice y hace eso de: “antes una cornada que un paso atrás”. Ese sacrificio no es obligado, ni siquiera recomendado por sistema, pero tampoco justifica tantas excusas o pasos atrás de muchos colegas. De todos los toreros que he visto y analizado, es el que se pasa más cerca a más toros, y es el que menos se queja, enmienda y alivia antes las contrariedades límite que se puedan originar en el ritual melodramático del ruedo.


5ª) TIENE PERSONALIDAD PROPIA. Se agradece que en esta globalización de copias, fotocopias, inercias, imposiciones, controles o imitaciones sosas y romas del más de lo mismo en la aptitud y actitud de personillas y cosas, haya fenómenos iconoclastas que descubren horizontes con más verdades y honduras que las conocidas o establecidas. En eso consiste ser genuino y crear formas y fondos de ser, de estar y de sentir con adeptos que motiven el porvenir. Las decisiones que toma solo o en grupo dentro y fuera del ruedo para realizarse o conseguir objetivos, dan sopas con honda a muchos típicos-tópicos y costumbres agotadas, caducadas, maleadas o equivocadas que parecían imprescindibles. Dos muestras: su apoderamiento, o sus brindis al conjunto del respetable por encima de respetuosos brindis particulares. Poco o nada que ver con el mamoneo y manoseo de lo hipócrita o artificialmente “correcto”.


6ª) EXIGENTE HASTA LA PERFECCIÓN. Queda algún tontaina diciendo que a José Tomás, los toros le tropiezan bastante los engaños. Es un espejismo, a otros les tropiezan menos porque casi siempre se inhiben con esos toros que topan los engaños. Además José Tomás alarga las series o tandas de capote y muleta hasta lograr o intentar lograr la perfección en su concepción del arte de torear. Visualizar y estudiar sus demostraciones maestras y artísticas del día 5, o las prácticas épicas del día 15. ¿Se puede tener más afición y compromiso? Ha demostrado que hace los deberes con altruismo y aguantes infinitos a toros que hasta ahora creíamos que eran ilidiables o imposibles para éxitos y triunfos.


7ª) SU TAUROMAQUIA DERROTA AL TOREO POSMODERNO. Y nos da la razón a los que veníamos criticando y denunciando el adocenamiento de casi toda la tauromaquia actual. Ese confundir ética con cosmética, estética con sintética, postura con compostura o técnica con arte; en la cara, en la distancia, en la colocación, en el terreno, en el manejo de los “trastos” y en el embroque con el toro ya no tienen argumentos ni perspectivas de repercusión y continuidad. Ese toro, torero y toreo abundante, consentido y aburrido tiene las temporadas contadas. Y si llegan a televisar los sucesos “tomasistas” de los días 5 y 15 de junio del año 2008, el falso toro, torero y toreo posmoderno se hubieran derrotado al instante. Las autocríticas, reflexiones y opciones de unos y otros para UNA TAUROMAQUIA ADMIRADA POR MUCHOS Y RESPETADA POR TODOS son tan urgentes como inexcusables. Hay que sanear y reciclar todos los estamentos taurinos.


8ª) UN TORERO EXPERIMENTAL. ¿Porqué algunos toros cogen varias veces a José Tomás? Quizá porque está ensayando nuevas fórmulas, métodos o códigos para conseguir más vistosidad y expresividad en la lidia a toros que en principio no parecían reunir condiciones para dar el juego y fulgor que clama y reclama el público y el toreo propiamente dicho. Y lo hace con la sencillez, la “locura”, la calma y la naturalidad de los genios que han logrado transformaciones de cualquier tipo para el progreso o provecho comúnes. Desde fuera, y por intuición, parece que el hidalgo y enigmático lidiador está en esa mística tesitura porque ha demostrado en los principales escenarios taurinos del mundo que en su concepción del arte de torear ha igualado e incluso superado la perfección de otras máximas figuras de todos los estilos, escuelas o sensibilidades. Sus experimentos, extremos y únicos en muchas décadas a costa de cornadas, ya están agrandando y aproximando las metáforas clásicas del arte escénico del toreo con respecto a evoluciones, revoluciones o soluciones que dan sentido al arte y modo de vivir y compartir gustos y disgustos en equilibrio sin trucos ni trampas. Los impotentes, envidiosos o necios rumores del instinto vital de José Tomás, olvidan o desconocen los parecidos y rancios rumores que provocó Belmonte cuando transformó el movimiento de los lidiadores con los toros, a la quietud de los lidiadores ante los toros. En ocasiones, José Tomás traduce utopía por realidad. Es inmoral dudarle o exigirle más.


9ª) MÁS ALLÁ DE LA ESFERA TAUROMÁQUICA O TAUROMÁGICA. Es lógico que un artista innovador y creativo del calibre de José Tomás traspase barreras y fronteras acotadas o sectoriales. Su entrega y pundonor aparca la primitiva y eterna polémica de: “toros si o toros no”. La cuestión es vislumbrar, plasmar y contrastar la fuerza de la razón con la razón de la fuerza. Otra cuestión es “ser” por los valores internos, o “ser” por los valedores externos. Estamos ante un artista extraordinario y ejemplar. Poco o nada que ver con artesanos, deportistas o idolillos sobrevalorados y sobredimensionados del mundo mundial, porque son muchos los que igualan, han igualado o igualarán sus marcas, gestos y gestas, con y sin el plus que ofrecen adelantos o estimulantes. José Tomás es un prócer experimental de talla universal, que está a la altura de las principales y contadas personas misteriosamente elegidas capaces de señalar épocas, crear normas y hacer historia. Creo que para valorar y reconocer su rango humano y espiritual, hay que ser como mínimo, ciudadano competente y cabal de todo lugar y condición, al margen, en este caso, de las siete orejas cortadas o de polémicas secundarias. No todos los días, no todos los años, ni siquiera todos los lustros nacen genios con credibilidad y dedicación impagables. Es un lujo apoteósico y asequible ser testigo directo de las pasionales cumbres artísticas y experimentales que nos ofrece el incalculable corazón de José Tomás.


10ª) CONSECUENCIAS. La impronta tomasista produce secuelas de alcance y calado en el presente y futuro de LA TAUROMAQUIA. Por ejemplo:

Errores. Es un disparate pedir a todos los toreros el valor y las metas que desafía y consigue José Tomás en investigación y perfección. Pero también es un disparate dar o darse coba con la mandanga, el conformismo, el desencanto o la vulgar reiteración que se ponen de manifiesto en demasiadas tardes de toros. Es un error no reaccionar, o hacerlo a destiempo y contracorriente. ¿Qué “disparate” tiene más garantía y proyección?

Aclaración. Entiendo por toreo posmoderno, como el destoreo sistemático de la suertes descargadas; el destoreo por trazos y líneas rectas horizontales o en diagonal hacia las afueras incapaces de dominar y repetir las embestidas de los toros. El toreo posmoderno es el destoreo de orejitas en plazas consumistas, y que inspira palmas de tango en plazas consumadas a la quinta o sexta tanda que se repite sin ton ni son con las anteriores. El torero y el toreo posmodernos son derivados de los numerosos toros mansoinválidos, mansosuavones y mansodesconcertantes que salen por los chiqueros. En efecto, son antitoros bravos que dan sustos y cornadas, pero que cuestionan el mérito y vigencia de la verdadera Tauromaquia.

Aciertos. Las derrotas que imprime el solitario, solidario y discreto José Tomás no son humillantes. Invitan a cavilar para acertar o para equivocarnos menos en el rumbo y destino de nuestras vidas. El torero más “torpe” es una persona muy válida en otros menesteres. Las retiradas a tiempo son honrosísimas victorias. Hay que tomar notas taurinas y genéricas de las conclusiones a que obligan el antes y el después de las lecciones con pura ética tomasista. Rectificar es de sabios. Sin complejos, por el bien de la causa y de todos. El próximo elegido puedes ser tú, tú hijo, tu nieto, o el niño o niña que más aprecies, porque afortunadamente, el “don” no es hereditario. Se trata de no obstruir, se trata de no engañar o engañarse ante lo evidente. Salud, entusiasmo y suerte.




miércoles, 25 de junio de 2008

novillos de SANTA MARÍA DE XALPA


RINCON TAURINO (26/06/08)



"Un Recuerdo para Fermín Rivera"


Por :Antonio Casanueva


Dado que el próximo domingo 29 de Junio se cumplirán 17 años de la muerte de Fermín Rivera matador de toros potosino y que el mes de junio pareciera haber sido de gran influencia tanto en su vida personal como en el desarrollo de su carrera profesional, "Rincón Taurino" ha querido dedicar en este número a manera de homenaje a su figura y paso por la fiesta, quien por ironías del destino, hubo de enfrentarse a su nombre; Fermín, como principal problema profesional, además de su fuerte caracter y recia persinalidad, ya que llamándose precisamente Fermín, como "Armillita Chico", con quien habría de coincidir y confrontarse a lo largo de su carrera, no le fué facil.

Gran torero este hombre y por supuesto, padre de CURRO RIVERA, quien desde nuestro particular punto de vista, unido a Mariano Ramos y Jorge Gutiérrez las últimas 3 grandes figuras del toreo nacional.

Fermín se recordará de manera imperecedera por sus inolvidables faenas a los Toros "CLAVELITO", "CLAVELITO II" y "CLAVELILLO" todos ellos de la ganadería zacatecana de Torrecilla, fundada por Don Julián Llaguno al separarse de la sociedad que había tenido con su hermano en San Mateo igualmente que por haber sido fundador de la dinastía de los Rivera, que incluye al propio Fermín, a su hijo Curro y al nieto Rafael , quien por extrañas e incomprensibles razones, siendo un gran prospecto, tal vez falta de una adecuada dirección, no llegó a ocupar el sitio que sin duda merecía.

Fermín Rivera era oriundo de San Luis Potosí, en donde había nacido el 20 de marzo de 1918, por lo que al morir contaba con 73 años. Se presentó como novillero en su ciudad natal el 29 de noviembre de 1931 cuando tan solo contaba con 13 años de vida, para que dos años después debutara en la capital, en El Toreo de la colonia Condesa, en un festival en traje de corto, para luego hacer su debut formal nuevamente en El Toreo el 3 de junio de 1934. Posteriormente, luego de una asombrosa campaña novilleril en la que, si la memoria no nos traiciona, toreó consecutivamente en 9 tardes durante, alcanzando grandes triunfos. por tal motivo se le concedió la alternativa en la misma plaza el 8 de diciembre, de manos de Fermín Espinosa "Armillita Chico"

quien le cedió el toro "Parlero" de Rancho Seco, siendo el testigo el español Fernando Domínguez. Aquella tarde se alzó con un nuevo y espectacular triunfo.

Debido a sus continuos triunfos, Fermín era requerido en todas las plazas de la república tanto en corridas formales como en festivales, hasta que por un desafortunado incidente con el Gral. Maximino Ávila Camacho, a la sazón empresario taurino, ganadero y ministro del gobierno de su hermano el tambien general Manuel Avila Camacho Presidente de la República, Rivera se vio precisado a huir del país hasta la muerte del llamado cacique y refugiarse en Portugal. Siendo aquellos años del 1936 a 1944 cuando la torería española había declarado el llamado "Boicot del miedo", que impidia a los toreros mexicanos actuar en España y viceversa.

Por esa razón, Fermín solo pudo torear en Portugal y algunas plazas de Francia que no eran manejadas por españoles, apareciéndose otra vez como a lo largo de su vida y carrera, la sombra del otro Fermín, a causa de quien y de sus éxitos sobresalientes en España, había sido decretado el boicot.

A la muerte de tan peligroso enemigo, Rivera pudo regresar a su país en donde por desgracia, sufrió varias e importantes cornadas, especialmente en plazas del interior, que le impidieron retomar el liderazgo que ostentaba previo a su salida del país. Una vez reanudado el convenio, inexplicablemente, Fermín decidió regresar a España en donde alcanzó a torear, en ese año hasta en 25 ocasiones, decidiendo permanecer el invierno en Europa para iniciar con nuevos bríos la temporada de 1945 en España. Aquella temporada llegó a sumar 40 tardes siendo sin duda, su mejor temporada en la que confirmó su alternativa en Madrid, el 8 de julio de 1945, recibiendo la borla de manos de "El Andaluz" siendo el testigo Manolo Escudero con toros de Sánchez Fabrés y "Algarrobo" el toro de la ceremonia.

En la capital y como lo mencionábamos al principio, se recuerdan sus grandes faenas a los toros "Clavelitos" de Torrecilla, cerrando su historial en la tarde de su despedida el 17 de febrero de 1957, durante la décima corrida de aquella temporada de la "Monumental" Plaza México en la que alternando con Manuel Capetillo y el español "Chamaco", tarde en que al inicio del festejo fué obligado a dar una apoteósica vuelta al ruedo y posteriormente durante la lidia, toreó magistralmente al berrendo "Juan Pirulero", superándose con el quinto CLAVELITO III, ambos de Torrecilla, al que le cortó las orejas y el rabo ante las aclamaciones de un público entregado que había hecho una gran entrada para despedirlo. Apareciendo nuevamente Fermín Espinosa "Armillita Chico" en su vida, ahora para desprenderle el añadido.

Tiempo después volvió a la actividad taurina, retirándose definitivamente en Tijuana, B.C. en 1960. Poseedor de fuerte carácter y gran personalidad, Fermín Rivera tenía frecuentes enfrentamientos dentro y fuera del ruedo, no siempre resistíéndo la presión a la que era sometido por sus alternantes y con frecuencia, lejos de superarlos, Fermín realizaba sus faenas a gran velocidad perdiendo el temple, la cadencia y lentitud que el toreo exige, lo que desagradaba a los públicos. No obstante, fue un gran conocedor de la lidia, de gran poder y experiencia lo llevó, por momentos, a grandes alturas. Finalmente retirado de la profesión, se convirtió en ganadero, adquiriendo un rancho en Ojuelos, Jal. en donde murió, como queda dicho a los 73 años de edad.


No quisiéramos dar punto final a este comentario sin recordar peculiar la figura del cronista taurino de esa y posteriores épocas, don Adiel Bolio quien dejara de existir la semana pasada en Aguascalientes donde aparentemente había fijado su residencia en los últimos tiempos. Descanse en Paz. (CLIC)...


martes, 24 de junio de 2008

Editorial de TORILES




Por Alfredo Flores


La muerte no espera...

Cuando llega, no tiene fecha determinada pero llega puntual, sin embargo hay coincidencias y hechos que se reúnen sobre todo en un medio donde impera en su mayoría la creencia o la superstición de que la muerte llega siempre emparejada llevándose de dos o en ocasiones de tres taurinos en corto tiempo uno del otro. Acaso se está cumpliendo en México ese adagio, superstición o coincidencia una vez más, ya que tras de la muerte del cronista taurino Addiel Bolio, le ha seguido casi de inmediato, la del matador, ganadero y empresario Teófilo Gómez, apenas distante una semana el uno del otro.

Insistimos, adagio, coincidencia o lo que sea, pero casi siempre la parca reúne a taurinos para formar sus carteles en el más allá. Hora un torero, un cronista o un ganadero, en ocasiones se ha llevado hasta tres toreros de un jalón para formar el cartel en el cielo donde alternaran como en vida, en una tarde de gloria, otras se lleva a un torero, un ganadero y un taurino, tal vez para formar un coloquio donde puedan “alternar” diversos comentarios entre ellos.

El caso es que se nos han adelantado en esta ocasión dos taurinos y no esperamos que sean tres, mejor que quede ese mano a mano entre Addiel y Teófilo y que Dios los bendiga y desde donde se encuentren, aboguen por que la fiesta que dejaron en la tierra se vaya componiendo como a ellos les hubiera gustado.

Un cronista y un torero-ganadero, dos personajes que se fueron de este mundo tan complicado, sobre todo en lo que respecta a la fiesta brava en sus recientes fechas. Ojalá que si en algo pudieran ayudar desde donde se encuentren, vena por la fiesta que siempre han querido y la que quisieran que tuviéramos todos los que aún andamos deambulando por este ruedo de la vida.

Hay una frase que comúnmente dice un amigo nuestro cronista taurino. “Que Dios los tenga en su mejor potrero”. Que no es tanto como tenerlos en un potrero de crianza de toros, si no del lugar donde se supone van los privilegiados del Señor, para de ahí, continuar en “la otra vida”, disfrutando de lo que aquí en la tierra vivieron intensamente. Y si en verdad hay “otra vida” en el más allá, que mejor que reencontrarse con los amigos que antes ya “partieron plaza”, para continuar “viviendo” lo que en vida dejaron y vivieron con pasión y entrega.

Un recuerdo a los amigos Addiel y Teófilo, taurinos de buena cepa que Dios los ha llamado para que a su vera, le sigan asesorando estos dos taurinos para que la fiesta se componga como Dios quiera.


lunes, 16 de junio de 2008

CUAUTITLAN

Rogelio Sánchez agradó, sin ser original


El toro levanta a Rogelio de la taleguilla.
Foto: José Luis García/ESTO
16 de junio de 2008


Dio la única vuelta del festejo

Miguel Ángel García

La quinta novillada de la Plaza México arrojó un resultado triste, tratándose de orejas y trabajo artistico. Actuaron un Paco Vivanco que no hizo absolutamente nada relevante; un Rogelio Sánchez que toreó imitando al "Pana" y un Aarón Hinojosa que, al menos, tuvo la intención de triunfar. En resumen: nada nuevo ni original.

Dicen que "se torea como se es", no calcando a alguien más. Y es que al novillero tlaxcalteca. Rogelio Sánchez, sólo le faltó el puro para copiar por completo al "Pana", incluso, partió plaza con el capote de paseo suelto, como acostumbra su paisano. De igual modo, a la hora de usar la muleta duplica las maneras y formas, hasta le salió casi igual una serie de muletazos con la lentitud que solía imprimir el "Pana". Y agradó, ya que el público le aplaudió y le hizo dar una vuelta al ruedo, amén de que, eso sí, el torero estuvo entregado y con disposición. Y, tratándose de argumentos para estructurar faenas, ni él ni sus alternantes los tuvieron. Rogelio cubrió los tercios de banderillas muy dueño de la situación y con la muleta le puso empeño a su labor, dejando ver que le gusta quedarse quieto. Y se salvó de un percance, ya que su primer astado lo prendió de la taleguilla y lo trajo colgando varios segundos.

Aarón Hinojosa puso emoción y entrega a sus actuaciones, fue variado en los tres tercios y tampoco se salvó de un fuerte arropón, a la hora de realizar un péndulo. Gracias a sus ganas de agradar, la gente lo premió con una salida al tercio tras la muerte de su segundo novillo.

DETALLES

Al término del paseíllo se pidió un minuto de aplausos en memoria del periodista taurino Adiel Bolio, quien falleció el viernes pasado en la ciudad de Aguascalientes. El clima, nublado y con algunas gotas de lluvia, no más. Y la entrada, ahora echémosle la culpa a que jugó la Selección Mexicana, a las 15:30 horas.

LA MURALLA

Se lidió una novillada de La Muralla, dispareja en presentación y que fue complicada para los novilleros, de por sí con escaso rodaje. Y no porque el ganado haya sido peligroso, más bien porque los lidiadores no les pudieron hacer gran cosa. En general fueron manejables y cumplidores ante el castigo; sobresalió el tercero que derribó al piquero.

ROGELIO SÁNCHEZ

Lo único que sí es parte del torero, ha sido la entrega y disposición que Rogelio mostró toda la tarde. En su primero brilló con las banderillas, y aunque también gusta de colocarlas como el "Fandi", aunque en versión pirata, se apoderó de la situación y fue certero. Con la muleta todo indicaba que el torero también le había tomado algunos polvos mágicos al "Pana", ya que comenzó a torear con la diestra muy larga y lentamente, hasta conseguir una segunda tanda mejor y de la que brotó un pase en redondo, de mucha calidad. Luego, tras aguantar las medias embestidas del animal, sucedió el arropón. El astado le desgarró la taleguilla y lo trajo colgando algunos segundos, hasta que por fin los subalternos lo desengancharon. Una vez que el torero se repuso, la magia desapareció y al no tener más argumentos, ya no pasó nada. No obstante los detalles que imitó agradaron y tras dejar tres cuartos de espada y un descabello, la afición pidió la oreja que el juez, atinadamente no concedió, y todo quedó en una fuerte vuelta y al final, dianas en el centro del ruedo.

A su segundo astado, nuevamente le puso entrega y se fue a recibirlo de hinojos al centro del ruedo; compartió las banderillas con Aarón Hinojosa y ya con la muleta, sobresalieron sus ganas de agradar. Ya vimos a Rogelio torear como el "Pana", ¿cuándo lo veremos torear como él?

AARÓN HINOJOSA

No logró triunfar como era su intención, sin embargo, le puso empeño a su labor y eso le agradó al público. En su primero se lució con las banderillas y hasta dejó un par de Calafia. Con la muleta inició muy bien, flexionando las piernas con muletazos de tanteo; dejó dos tandas con la mano diestra, un tanto rapidillo y luego se llevó el astado al centro del ruedo para continuar, sólo que ya no hubo ritmo. Lo mató de pinchazo y estocada para escuchar palmas. Con su segundo, le puso variedad a su intervención con la capa y compartió las banderillas con Rogelio. Con la franela comenzó citando al astado para hacer un péndulo y éste se lo llevó, enganchándolo de la chaquetilla. Se puso de pie el torero y a falta de estructura, le puso emoción y entrega a su actuación. Mató de un espadazo completo y fue aplaudido en los tercios del ruedo.

Y, por cierto, también toreó Paco Vivanco, que a decir verdad, nadie supo a qué fue.

publicado en el ESTO

REGRESAR A EN LOS MEDIOS



viernes, 13 de junio de 2008

‘El niño sabio de Camas’, ahora ganadero, repasa su brillante historia

la de un torero genial al que parte de la crítica le reprochaba que su techo era más alto

Luis Nieto, Sevilla

Paco Camino paseando por las inmediaciones de la catedral de Sevilla. /Flores Esquivias

“Se hace camino al andar”; dice el poeta. Ypasito a pasito, siendo casi un niño, Paco Camino, tras salir de Camas, fue conquistando las plazas más importantes del mundo. Este Mozart del toreo, que musicaba la lidia con su capote y su muleta, sus chicuelinas y naturales y aquellas inolvidables estocadas perfectas, grabó su nombre con letras de oro en la historia de la tauromaquia. Por su precocidad le llamaron El niño sabio de Camas, aunque en aquel entonces hubiera querido ser mayor. Hoy, este torero con planta de senador romano y el pelo níveo, revive sus primeras andanzas taurinas. Camino, el de la difícil facilidad, el artista incómodo que se peleó en el ruedo de Aranjuez con El Cordobés por un quite, el que siempre dispuso del comodín de la genialidad, que enseñaba a su antojo, nos muestra hoy sus cartas.

–Paco, ¿por qué y cuándo decide hacerse torero?

–En mi caso, como en el de casi todas las familias de aquella época, la única solución para aspirar a cosas importantes era ser torero. Además, era lo que a mi me gustaba. Tenía afición. Pero creo que lo más importante es la necesidad. Yo, a los 10 años, ya me enganché a trabajar. Hice de todo: albañil, panadero, cortando hierba.

–El que su padre, Rafaelillo de Camas, fuera banderillero, ¿le marcó?

–Él no me podía ayudar. Yo era muy joven. Fíjese cómo empezó todo. Chicuelo padre me llevó a varios tentaderos, entre ellos a uno en Marqués de Albaserrada. Yo me ponía a torear. Tendría entre 12 y 14 años. Y a donde iba me volvían a llamar. Los ganaderos se fijaban en mí. Y me mandaban llamar, “¡Que venga el chavalillo ese!”. Yo luego iba solo. Porque era solitario.

–Supongo que viviría mil y una anécdotas.

–Ahora recuerdo un viaje. Tendría 13 o 14 años. Fue mi primera experiencia fuerte y me dejó huella. Nos escapamos de casa tres o cuatro chavales. Salimos de Camas. Nos colamos en el tren. Yo me escondía debajo de un asiento, para no pagar. Nos detuvo la Guardia Civil y nos pidieron el permiso paterno. Nos retuvieron en Jerez. No nos hicieron nada. Pero tuvo que ir a sacarnos un familiar. Fue la madre de Juanito Cruz, que luego fue novillero. Cuando estaba en la estación me dijeron: “No aparezcas más por aquí”. Y contesté: “Cuando vuelva a Jerez lo haré en coche”. Cuatro o cinco años después fui a torear a Jerez y mi entrada en el pueblo y en la plaza fue como yo quería: en coche.

–El torero, ¿nace o se hace?

–Creo que nadie nace sabiendo. Llega un momento en el que en la vida no tienes escapatoria y eliges algo pensando en el día de mañana. Eso les pasa a todos, desde los futbolistas a los arquitectos. Decides que te gusta algo y lo que quieres es aprender para llegar en ello a lo más alto.

–Pero críticos y aficionados han dicho que usted nació para el toreo...

–Yo lo que hice fue mucho campo y me fijaba mucho en todos. En la corrida veía siempre los seis toros, los que yo lidiaba y examinaba los de mis compañeros. Así, mientras otros charlaban en el callejón, yo cogía experiencia, viendo como sale el toro, lo que hace en la lidia, cómo reacciona... todo.

– ¿Cómo se preparaba?

–Como no tenía dinero para ir a los toros, mirando a los toreros cómo entrenaban en Camas. Mirando a El Cobo, El Pío, Curro Romero, Marqueño.

– ¿Hacía ejercicio físico como ahora?

–Me echaba el paseíto porque me obligaban. Algunos se echaban sus carreritas. Yo no corría. Era el primero en cansarme de andar y me volvía para atrás. El torero no tiene que correr, si no estarse quieto. Con torear ya haces ejercicio suficiente.

– ¿En quién se fijo?

–En nadie. Quien me gustaba era Ordóñez. Pero no podía verle. No tenía dinero. Yo tenía una gran afición. Llegaba al Colón, a ver salir a los toreros camino de la plaza. Me iba corriendo y los veía entrar en la plaza.Y luego me marchaba andando a Camas.

– ¿Qué buscó en el toreo y qué quiso expresar?

–Lo máximo. He tenido suerte. Y la suerte es necesaria que te acompañe. Pero cuando pasa tienes que cogerla y no soltarla. En mis comienzos triunfé muy pronto en Zaragoza y Barcelona. En ésta plaza toreé un año 23 novilladas.

–Ahora que menciona estas dos plazas, ¿Qué relación mantuvo con Sevilla?

–No he sido predilecto de Sevilla. Cuando salí disparado de Zaragoza y Barcelona llegué a Sevilla con mis exigencias. Si no las aceptaban, pues no pasaba nada. A mí la plaza de Sevilla ni me ha dado, ni me ha quitado nada. No me preocupa mucho. Toreé varias novilladas seguidas y salí por la Puerta del Príncipe en 1959. Las plazas de Madrid, Bilbao, Pamplona, Valencia, Bayona, La México son plazas donde toreaba todos los años y Sevilla entraba dentro del conjunto de todas.

–Ningún torero español ha calado tanto en México como usted ¿Cómo se mantiene esa relación?

–Hace tres años fui la última vez. Iba de un homenaje a otro. La gente se acercaba a mí con mucho cariño.

– ¿Quiénes fueron sus toreros predilectos y quienes le interesan de los de hoy?

–Rafael Ortega, Ordóñez, Aparicio, Luis Miguel. De los jóvenes, José Tomás, el primero, porque intenta torear como se toreaba antes: bien. Y me gustan Perera, al que sigo desde cuando era novillero y que cada día está más cuajado y torea mejor, El Juli, Ponce y Talavante, entre otros.

–En su caso, ¿dónde estuvo la clave del éxito?

–Yo quise ser un torero clásico, con mi manera de ser, de torear y no parecerme a nadie.

–Sobre ese tema debaten mucho los aficionados. Dicen que en su época había muchos toreros con personalidades distintas ¿Es así?

–Los toreros se parecen ahora muchísimo; salvo los tres o cuatro que se distancian. En mi época había mucha variedad. Más personalidad, dentro del clasicismo. Creo que se debe a las escuelas, que son buenas para educar a un chaval, pero no para hacer un torero bueno.

– ¿Y en competencia?

–Antes había más competencia. Por lo menos se notaba más en la plaza, con más quites.

–Hasta el punto de que en Aranjuez llegó a las manos con El Cordobés.

–En la plaza se caliente uno pronto. Entra en tensión y no se puede controlar. Son cosas del toreo.

–En ese sentido, los toreros de hoy son más correctos.

–Son más educados (se ríe). El Cordobés y yo estuvimos sin hablarnos un par de meses. Lo que no entiendo es que hoy se besen en un patio de cuadrillas. Cualquiera le daba un beso a Luis Miguel, a Ordóñez o a Rafael Ortega. Yo al único que le daba un abrazo en el patio de cuadrillas era a mi compadre, Diego Puerta. Si le doy un beso me da una hostia. En la plaza hay que tener muy mala leche. Hay que intentar ser el mejor. Otra cosa es la calle, donde tienes que ser una persona normal. Pero en la plaza... a mi nadie me gana la pelea.

–Gonzalo Carvajal le puso el sobrenombre de ‘El niño sabio de Camas’.

–No me gustó aquello. Yo tenía 20 años y lo que quería era ser mayor.

– ¿Qué le queda de ‘aquella niñez’?

–Yo ahora me acuerdo mucho de mis comienzos y sueño cuando comenzaba a torear.

–Si hablamos de valor...

–Lo da la confianza. Claro, para ponerse delante de un toro hay que tener un mínimo de valor. Y hay que ser inteligente para expresarte delante del toro, pensando en la misma cara para sorprender. Eso es lo más difícil ¡Como lleves echa la faena desde el hotel estás arreglado!

–El miedo

–Es descontrol. No lo he padecido muchas veces porque he sido tranquilo. Yo para torear no lo pasaba ni mal ni bien. Vamos, que yo dormía más que un lirón. Tenía que llamarme mi hermano –mozo de espadas– antes de torear. Entonces me preocupaba por la corrida. Antes no tenía preocupación. Para ser torero hay que tener temple.

– ¿Y hubo algún toro que le trajera por la calle de la amargura?

–Un toro de Galache en Vinaroz. Miraba de una manera especial y pensé “no me va”. Cogió a todos los banderilleros. A todos. Menos a mí. Me trajo de cabeza. Yo tendría 26 o 28 años y estaba en plenitud física. Pero aquella mirada me descontroló. No se puede decir por qué.

–Usted ha sido uno de los pocos toreros, que gracias a su inteligencia, podía y pedía toros de Santa Coloma ¿Por qué lo evitan hoy las figuras?

–El santa Coloma es un toro complicado. No se puede uno arrebujar. Tiene una cosa buena, que te canta muy pronto sus verdades, tanto sus virtudes como sus defectos. Pero tiene su sitio y no deja que nadie le invada su terreno. Es muy listo. Claro, que haciéndole las cosas bien no es tan listo. No hay que arrollarlo. Si le invades su terreno es arisco. Ahora sale un toro que no se mueve y que aburre al público y al torero.

–Creó una ganadería, ‘Los Camino’, con encaste Domecq ¿Cuáles son sus metas?

–No la tengo para venir a Sevilla ni a ninguna plaza de responsabilidad. Me gusta el campo y por eso la cree. Tengo unas 70 vacas de santacoloma y 80 del Marqués de Domecq. No quiero más. Todo lo llevo en la cabeza. Lidio unos 50 becerros al año. Este año lidiaré cinco novilladas.

– ¿Cómo vivía sus éxitos?

–El triunfo, como un derecho que me correspondía. Pero como tenía que torear al otro día, no he sido hombre de noches ligeras.

– ¿Cuál fue su mejor faena?

–La que queda por hacer. Nunca se sabe qué faena ha sido mejor, porque cada toro es distinto. Todas las faenas buenas tienen algún defecto. La que considero mejor se la hice a un toro berrendo de Francisco Galache en Madrid. Tan sólo me dieron una oreja, pero para mí gusto bordé el toreo al natural. Sería en el año 64 o 85.

– ¿Qué sentía en esos momentos, cuando toreaba de esa manera?

–Al torear bien yo me encontré a gusto y feliz. Eso de que estás en una nube o en el cielo o que van o que vienen, creo que están como cabras. Yo no he estado en una nube nunca. El toreo hay que sentirlo, pero nunca en las nubes.

– ¿Tampoco cree en la inspiración?

–No entiendo de esas cosas. Yo entiendo en si te vas a arrimar o no. Imagínese, al aficionado preguntando al torero: ¿mi alma, te vas a inspirar mañana?... Si te vas a inspirar mañana vengo a verte.

– ¿Capote, muleta o espada?

–La muleta. Aunque con las tres cosas no lo he hecho mal.

–Muy pocos han estoqueado como usted ¿En dónde está el secreto para hacerlo bien?

–En pasar los pitones del toro. Para mi gusto tiene menos peligro el hacerlo.

–¿Cómo le afectaban las cornadas?

–Y algunas veces perdía el sitio, como todos, pero durante pocas corridas.

–¿Cuáles fueron las más fuertes?

–Una en Bilbao y otra en Aranjuez. La de Aranjuez fue en el pecho, para quitarme. Volví y toreé un año más para que nadie creyera que no quería volver por miedo.

–Supongo que lo más duro fue la muerte de su hermano Joaquín, corneado mortalmente en 1973 en la plaza de Barcelona.

–Fue una desgracia. Les ha tocado a muchas familias la misma historia. Yo me retiré un poco por mi madre y mi padre. Para no darles un disgusto. Si hubiera seguido toreando ese año, se me hubiera pasado rápido. Me afectó mucho.

–¿Consiguió todo lo que quería?

–He llegado a tener una comodidad y a tener amigos por todo el mundo. Todo lo que soy se lo debo al toro.

–Varios críticos y escritores coetáneos suyos le reprochaban que no daba todo lo que tenía. Incluso Cañabate dijo aquello de ‘la mandanga’.

–Yo me tuve que guardar algo. Si lo hubiera dado todo me hubiera quedado sin nada y eso no es bueno en la vida en ningún sentido.

–Su último retorno fue para dar la alternativa a su hijo Rafael ¿Qué piensa de esa historia?

–Yo lo puse en el camino. Luego, hizo lo que quiso él. Toreó 50 novilladas. Tomó la alternativa. Lo dejé encarrilado con José Antonio Chopera.

–El trasplante de hígado, ¿le ha cambiado la vida?

–No. He seguido haciendo lo mismo. Únicamente que ya no me puedo tomar un vino; lo demás, todo. Vivo tranquilamente en el campo y salgo para ver las ferias de Valencia, Sevilla, Madrid y Salamanca o Valladolid y ahí termino la temporada.

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