23 de mayo
Don Eduardo Funtanet, ya descansa en paz
Miguel Ángel García
LA ÚLTIMA TIENTA
Durante el pasado puente vacacional, don Eduardo realizó una tienta en su ganadería, de ocho vaquillas, la cual se ubica en el rancho El Ciervo, en Ezequiel Montes, Querétaro. Algo curioso, es que don Eduardo siempre vistió el traje de charro para las labores de tienta, lo cual no fue así aquel día. Las faenas fueron exitosas y normalmente, al otro día, el ganadero hacía una reselección del ganado, pero tampoco lo llevó a cabo. Por esas fechas, don Eduardo comenzó a presentar un cuadro de tos bastante aguda, producto de los años que fue fumador. El domingo, una vez en la capital, llamaron a su médico de cabecera y para el lunes, don Eduardo voló a la ciudad de Houston para que fuera revisado más exhaustivamente, por lo que tuvo que ser internado. Ahí permaneció toda la semana, hasta que la madrugada del viernes falleció.
DESCANSA EN SU RANCHO
La familia Funtanet siempre ha sido unida y en el momento del deceso ahí estaba su señora esposa, doña Leticia Mange, en campañía de sus hijos Ricardo y Francisco, quienes le sobreviven, además de sus nietos.
Allá mismo, en Houston, incineraron su cuerpo y sus cenizas fueron trasladadas ese mismo día, viernes, por la tarde al rancho El Ciervo, para ser depositadas en la capilla de la hacienda. Ahí, donde el ganadero vivió momentos felices, ya que es el lugar donde la familia ha llevado a cabo los eventos religiosos más importantes.
HOMBRE ÍNTEGRO Y CABAL
Don Eduardo Funtanet fue un hombre íntegro y cabal, con tradiciones arraigadas, un verdadero amigo de los amigos y ser humano excepcional que siempre estuvo muy apegado a la religión católica. Para él la amistad era lo más importante, lo cual gustaba sembrar donde quiera que se paraba. Desde hace 35 años fue ganadero de reses bravas, renglón que pintó en su vida gracias a la amistad que tuvo con el rejoneador portugués Pedro Louceiro; luego, su hijo Eduardo comenzó en el arte de Marialba a los nueve años, mismo quien perdiera la vida trágicamente, hace 11 años, en la Plaza México. El brazo fuerte de don Eduardo siempre fue su querida esposa, Doña Leticia, un ejemplo de pareja que seguirá unida más allá de los tiempos y el espacio. El próximo lunes oficiarán una misa en la iglesia de Lourdes, a las 19 horas, en Lomas de Chapultepec. Descanse en paz.
publicado en el ESTO
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