Notas taurinas FRANCISCO LAZO

...Antonio Lomelín hoy ya desaparecido era un torero valiente hasta la temeridad

ESTO

13 de mayo de 2008

AMIGOS, llegó la hora de hacer el recuento anual de la novillería que nos dirá cuáles son las posibilidades de enriquecer el cuadro artístico del toreo nacional.
Se anuncian como mínimo 12 festejos en nuestra Monumental Plaza México a partir del domingo venidero en los que han de participar un grupo selecto de jóvenes que nos dirán qué tanto han alimentado su valor y cuánto han pulimentado sus maneras y probabilidades de crear arte.

Son muchas las condiciones que deberán llenar si pueden y quieren demostrar que desean ser toreros de renombre, ganar aplausos y dinero, que es lo que ofrece de primera mano la lidia de reses bravas.
Se trata pues de exponerse ante las vicisitudes que sobrelleva la fiesta de toros y que a cambio de su decisión y valentía les ofrece un mundo dorado. Torear pues, no es sólo dar pases sino engalanarlos con temeridades para desafiar al peligro y arrebatar de emociones a los públicos.

Es indudable que el temor existe como sin duda alguna igualmente hay maneras de combatirlo hasta llegar a un tranquillo para lograrlo, apoyándose en el arrojo y también en la ilusión.
Hemos conocidos toreros que ante el peligro son presa de la indecisión, titubeos y claudican en cuanto aparece el toro en el ruedo y hay otros que por el contrario se auxilian en el valor para combatir inquietudes y ponen su mejor atención en buscarle la faena adecuada al enemigo.

Y es impropio llamarle enemigo al animal que lleva dentro tantas promesas, tantas posibilidades y tantas esperazas y en cuanto el torero se decide tomarlas superando sus temores al arrimarse para correrle la mano en sus ambiciones de fortuna y gloria que brinda el valor lo que finalmente viene a ser el dominio del miedo, habrá logrado los méritos suficientes para trascender en el mundo del toro.

Antonio Lomelín hoy ya desaparecido era un torero valiente hasta la temeridad y confesaba a los amigos que sentía frío en sus manos al estar liándose el capote de lujo para hacer el paseíllo y que muchas veces se reprochaba aquellos recelos en puerta de cuadrillas.
Pero todo era dar un paso en la arena para que se reconfortara y cambiaba entonces su manera de sentir pues iba disfrutando ya las posibles faenas que le deparaba el destino. No tienes miedo le preguntaban y él respondía "claro que sí, pero lo tiro con sólo pisar el ruedo pues no sirve para nada".
Daba a entender que así olvidaba momentos terribles que ya había experimentado en las 20 cornadas sufridas pues el placer de torear era más fuerte que los dolores, las adversidades.
Y Antonio demostró algo más también, que era valiente desde el nacimiento pues fue amigo del peligro como lo puso de relieve siempre en los ruedos y al desplazarse en automóviles de carreras y si no se hubiera consagrado como figura del toreo, tal vez lo habría sido en las pistas de alta velocidad.

El valor es pues amigo de las emociones en todas las actividades de la vida y ahí las tenemos enfrente otra vez en la temporada novilleril inminente, paso primero para los que posean la audacia para conquistar triunfos y fama en la hermosa Plaza México de la capital del país.

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